Cogí mi primera trucha cuando tenía doce años —y de eso hace ya casi 50 años. Un buldó y una “rastra“ de las tradicionales moscas ahogadas hicieron el milagro de traer una trucha de muy escasos 19 centímetros a mi mano. Entonces me pareció un trofeo, y aún hoy sigue siéndolo en mi memoria.
Hace más de veinte años me inicié en la pesca con sedal pesado. Al poco empecé a desarrollar un interés especial por el lanzado: descubrí pronto que seguir montando mosca tras mosca sin prestar atención a cómo presentarlas correctamente no era una buena idea.
Desde entonces he estado estudiando en profundidad la mecánica de lanzado, preparándome de la mano de instructores de primer nivel como Alejandro Viñuales, Carlos Azpilicueta, Bernd Ziesche o Chris Rownes. Administré durante años el foro Sexyloops en castellano, he participado activamente en foros de lanzado internacionales, y fui colaborador de la revista Dánica durante su primera época.
He traducido al castellano tres libros relacionados con la pesca a mosca: El lanzado a mosca y Defectos y correciones de lanzado a mosca (ambos de Ed Jaworowski) y La presentación en la pesca a mosca, de Gary Borger.
Saqué mi primer título de instructor con el programa PAIL en 2006; superé el examen Casting Instructor de la Federation of Fly Fishers en 2009, y llevo alrededor de quince años enseñando a lanzar a mosca.
He tenido la suerte de pescar en España, Francia, Alemania, Italia, Noruega, Eslovenia, Croacia, Bosnia, Estados Unidos, Argentina, Australia, Nueva Zelanda y Zambia.
Si alguien me pregunta qué es la pesca a mosca, lo primero que me viene a la mente es un río calizo de corrientes laberínticas, truchas comunes y tímalos cebándose a efémeras diminutas, una caña del #4 y un largo bajo con un terminal del 0,10 atado a una emergente del #22; añádase a la mezcla un buen compañero de pesca… y eso es el nirvana.
