MIGUEL BLANCO BLÁZQUEZ

A veces, me siento un poco pescador por accidente. No tengo una tradición familiar que me acerque a la pesca, pero claro, un río con truchas atraviesa mi pueblo y, finalmente, una cosa llevó a la otra. Comencé a pescar como pude, con poco éxito y tratando de imitar a los pescadores más veteranos de la zona. Pronto descubrí el montaje de moscas y eso, junto con muchas ganas, impulsó todo lo que ha venido detrás.   

Decidí ir a la Universidad de León a estudiar Biología por sus ríos y este fue otro gran paso en mi afición. Al ver que todo lo que creía saber sobre la pesca y que funcionaba en mis pequeños ríos de montaña de Gredos, no tenía gran utilidad en los grandes ríos de llanura. Y, como siempre ocurre, una dificultad te lleva a tratar de superarte, por lo cual, cuanto más iba aprendiendo sobre la pesca con mosca, más atado a ella me encontraba. Poco después, vino todo lo demás, los reos, los salmones, los tímalos… los que me conocen saben que este es un recorrido que no tiene fin. 

Todo ello me llevó a explorar múltiples vías que me permitían vivir vinculado a la pesca como forma de vida: montaje de moscas a nivel profesional, guía de pesca, trabajo en empresas del sector o colaboraciones con marcas. 

Además de la pesca, siempre he tenido inquietudes sobre la creación de contenidos, lo cual me ha permitido publicar artículos en revistas del sector y me ha dado la oportunidad de colaborar en este proyecto apasionante que es  AMoscaMagazine.

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